lunes, 1 de febrero de 2016

EXPOSICIÓN: Andrés Rábago / OPS / El Roto. ANOCHECIÓ Y AMANECIÓ (EL OCTAVO DÍA)


Estamos de enhorabuena. En la Sala Municipal de Exposiciones de "Las Francesas" se desarrolla actualmente una exposición homenaje a uno de los humoristas gráficos españoles más importantes, inteligentes y mordaces de la actualidad y de buena parte de las décadas finales del pasado siglo. Se trata de "El Roto" u "OPS", pseudónimos bajo los que se "cobija" el madrileño Andrés Rábago".
De formación autodidacta, Rábago empezó a partir de 1968 a publicar viñetas e ilustraciones en revistas como Hermano Lobo. Siguió colaborando luego en numerosos medios impresos, como La Estafeta Literaria, La Codorniz, Triunfo, Cuadernos para el Diálogo, El Independiente o Ajoblanco. A pesar de realizarse recopilaciones de su obra en álbum ya en 1971, esta no obtuvo la misma repercusión que la de otros humoristas gráficos de su época. Realizó también el cortometraje de dibujos animados titulado La edad del silencio. En 1978 inició su colaboración con las revistas del incipiente boom de cómic adulto, en concreto con Totem a partir del número 6, seguidas por El Jueves, El Cuervo y Madriz. Además, siguió publicando en prensa: Diario 16, Cambio 16, Tiempo, El Periódico de Catalunya, Informaciones, Pueblo, Hoja del Lunes, etc., contando con un extenso currículo creativo. En la actualidad y desde hace años publica en El País, pinchando aquí podréis ver las últimas viñetas que va dibujando.

Fotografía tomada de http://www.huffingtonpost.es/
Su estilo es definido por el periodista y escritor Juan Pedro Quiñonero, el ascetismo de su estilo gráfico sólo cobra sentido en el marco de las indagaciones plásticas posteriores al surrealismo: Topor, Charlie Hebdo, en la estética del mal gusto de algunas escuelas americanas…
La exposición muestra una buena cantidad de las viñetas que ha ido publicando a lo largo de décadas tanto en periódicos como en revistas, así como seis grandes lienzos que ha pintado en los últimos años. Yo desconocía por completo su faceta de pintor y me ha agradado muchísimo saber de ella. Su estilo es peculiar, atrayente; pero sobre todo, muy personal. En cierta manera me recuerda al gran Edward Hopper, si bien estos cuadros se tiñen de una atmósfera aún más lúgubre, solitaria y misteriosa, lo que parece entroncarla con el belga René Magritte, uno de los genios del Surrealismo. La utilización de colores planos y semiplanos, con los cuales compone magistralmente, da gran empaque y consistencia a las escenas.

A través de los dibujos y viñetas podemos ver el pensamiento de El Roto: crítico con la sociedad moderna, destapando las vergüenzas de los poderosos (políticos, empresarios, banqueros, etc…) y de los métodos que estos tienen para esclavizar, engañar o zoombificar a la clase obrera. Un buen ejemplo de esto es un dibujo titulado El discurso, en el que un personaje, seguramente un político, vierte una vomitona sobre la gente, vomitona que mucha de esas personas se tragaran sin ni siquiera analizar lo que ese personaje les está lanzando.

No faltan tampoco los dibujos alusivos a la crisis, poniendo el foco en cómo esta crisis, que en realidad es una estafa, solo ha servido a los empresarios y maltratadores de la clase obrera para enriquecerse más a costa de la explotación laboral, recorte de salarios, derechos y plantillas, etc… Creo que una de las moralejas que se pueden sacar al visionar esta exposición es “Pensar os hará libres”.
Si os interesa la exposición, os recomiendo que leáis el magnífico artículo que le dedicó esa gran página web llamada Último cero, web que, por cierto, necesita la ayuda de todos los que nos gusta para poder seguir informando.

Con motivo de la exposición en la Sala de las Francesas, antigua iglesia del Convento de las Comendadoras de Santiago, Rábago ha escrito las siguientes palabras:
Exponer en una antigua iglesia es sin lugar a dudas una experiencia altamente singular.
Los templos, por su naturaleza y funcionalidad son recintos diseñados para inducir tanto estados meditativos de introspección personal como posibles aperturas a lo luminoso y atemporal.
En ese recinto mágico, toda imagen que se enriquece de elementos suplementarios que invocan una dimensión acrecentada que en otros ámbitos resultarían menos evidentes.
Las obras quedan a merced de las fuerzas allí presenten y pueden beneficiarse del aura residual que aún se conserva en aquel lugar o resultar perjudicadas por la carga trascendente que han de soportar.
OPS, El Roto y Rábago (tres formulaciones plásticas de una cierta visión de lo real) se prestan en la hermosa iglesia del convento de Las Francesas de Valladolid a esa interesante experiencia, los visitantes decidirán el resultado.
El autor acepta de antemano el veredicto”.
Vista de la sala municipal durante la exposición
Por su parte, el comisario de la exposición explica brevemente la trayectoria artística de “Andrés Rábago, “OPS” u “El Roto”:
A mediados de los años sesenta del pasado siglo, cuando más arreciaba lo masivo como sinónimo de individual, aunque obviamente sin la intensidad actual, Andrés Rábago emprendió un viaje personal, alejado de las futilidades de su tiempo, para dejar de ser un hombre sin atributos.
Se valió, en primera instancia, de un pseudónimo, OPS, que empezó a hacerse hueco en las publicaciones más críticas con una dictadura que, como tal, era poco amiga del pensamiento libre. Aquel pseudónimo le sirvió de amparo, que no de escondite, para afrontar una introspección en su inconsciente en una suerte de autoanálisis con el que no era difícil identificarse, habida cuenta de que la mugre de la que se iba desprendiendo en cada viñeta era la misma que embotaba la sensibilidad de todos nosotros. Los monstruos que OPS descubría al mirar en su interior eran los mismos que habían esclavizado nuestra razón hasta volverla demasiado perezosa para acometer el nuevo tiempo que intuíamos que habría de llegar más bien pronto que tarde.
De vez en cuando, sin embargo, lo social y lo político hacían acto de presencia en aquellos dibujos satíricos y crueles, consciente su creador de que los vínculos comunitarios habrían sufrido un serio quebranto durante el largo franquismo. Sin sobresalto alguno, en el arranque de la siguiente década, los setenta, fue dejándose ver entonces un heterónimo: El Roto. Un heterónimo, sí, porque la personalidad del mismo estaba claramente diferencia de la del autor, que instaló a su criatura certeramente en el plano de una conciencia civil, entendiendo desde el principio que su finalidad era la de cumplir un servicio público y social: quebrar la condición del individuo-masa para arrancarle de su postura de mero espectador de una realidad disgregadora y anestesiante.

OPS y El Roto llegaron a transitar juntos una parte del camino (hay dibujos, por ejemplo, en 1976, firmados por ambos), pero, mientras el primero, limpio ya de excrecencias, deambulaba, en el dibujo y enseguida también en la pintura, por ámbitos más estéticos, colindantes con la poesía visual, el segundo se iría afianzando, hasta el día de hoy, como una de las firmas españolas más implicadas en reconstruir una cohesión comunitaria y con la reivindicación del concepto de persona, acorralado por el de individuo que había parido y consolidado la modernidad.
OPS, sin embargo, se iría silenciando como dibujante hasta la llegada del nuevo siglo, haciendo alarde en esos postreros instantes de una intensidad y una excelencia gráfica sin parangón alguno, en tanto el OPS pintor iniciaba una deriva, desde finales de los ochenta, hacía lo que se podría considerar, con denominación propia de los lingüistas, un ortónimo: Andrés Rábago, artífice de una obra propia cuya voz es la que más se asemeja a los intereses más profundos de su creador, de igual nombre y apellido que él, algo así como lo fue el Bernardo Sores para Fernando Pessoa.
El territorio del pintor Rábago, ciertamente, se desenvuelve en un plano más elevado de conciencia, un plano que podemos tildar de metafísico, en el que “lo que se dice” no puede ser fácilmente transmitido al tratarse de asuntos más espirituales que terrenales, y en el que él, a manera de los artistas prerrenacentistas, libres aún de la excesiva impronta del ego, actúa como modesto guía de un viaje, a través del umbral que constituyen sus obras, por un cosmos del que no existe más cartografía que la que el propio hacedor va definiendo a base de un mayor conocimiento de los infinitos misterios de la verdadera e ignota realidad”.

PREMIOS
  • XXXV Premio Diario de Avisos 2011 al mejor guion de historieta de humor.
  • Premio Nacional de Ilustración 2012.
  • Premio Cálamo “Extraordinario” 2013 por Oh, la l´art, publicado por Libros del Zorro Rojo.
  • Premio Leyenda del Gremio de Libreros de Madrid (2015).

LIBROS PUBLICADOS
  • Los hombres y las moscas (Ed. Fundamentos, Madrid, 1971).
  • Mitos, ritos y delitos (Ed. Fundamentos, Madrid, 1973).
  • Ovillos de baba (Ed. Castellote, Madrid, 1973).
  • La cebada al rabo (Ed. Cuadernos para el diálogo, 1975).
  • Bestiario (Alfaguara, 1989).
  • De un tiempo a esta parte (Ediciones de la Torre, 1991).
  • Habas contadas (Promoción Popular Cristiana, 1994).
  • La memoria del constructor (Diputación de Sevilla, 1998).
  • La visita inesperada (Centro Cultural Conde Duque, 1998).
  • El fogonero del Titanic (Temas de Hoy, 1999).
  • El pabellón del azogue (Círculo de Lectores i S.A. / Mondadori, 2001).
  • Bestiario (Medusa Ediciones, edición aumentada, 2002).
  • El guardagujas (Cat. Exposición Universal de Alcalá, 2003).
  • El libro de los desórdenes (Círculo de Lectores i S.A. / Mondadori, 2003).
  • El libro de los abrazos (Círculo de Lectores, 2004).
  • Vocabulario Figurado (Círculo de Lectores i S.A. / Mondadori, 2005).
  • El libro de los desórdenes (Reservoir Books, 2006).
  • Vocabulario Figurado 2 (Reservoir Books, 2007).
  • Viñetas para una crisis (Reservoir Books, 2011).
  • Camarón que se duerme (se lo lleva la corriente de opinión) (Reservoir Books, 2011).
  • A cada uno lo suyo (Reservoir Books, 2013).
  • Oh la l´art (Libros del Zorro Rojo, 2013).
  • El libro verde (Reservoir Books, 2014)

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